La cuesta de enero 2022 es igual a  ya no sentir lo recio, sino lo tupido. Y es que los mexicanos, a estas alturas, cuando apenas han transcurrido 10 días del 2022, ya estamos resintiendo la andanada de trancazos de todos sabores y colores.

Tan convencidos estábamos de que la gasolina no subiría y ni cuenta nos dábamos que los incrementos eran por centavos que, cuando nos percatamos de  los 14 y pico de pesos que costaba en el 2018 al llegar el 2022, el combustible ya anda rondando los 23 pesos, aunque nos comentan que en algunos lugares ya la dan hasta en 24 pesos.

Y más contentos andábamos cuando saboreábamos las ricas y tradicionales tortillas, las cuales nos las daban a 10 pesos el kilo al inicio de la presente administración, cuando de pronto, ¡zacatelas! nos empezamos a enterar que en algunos establecimientos ya valían desde los 14 hasta los 20 pesos por kilo y con la amenaza latente de que el alimento básico del pueblo mexicano va a seguir subiendo  de precio.

Era tan  alto el grado emocional también en que  andábamos que no sentimos la subida del precio de la luz, la misma que también nos dijeron que ya no subiría de precio, pero, ¡oh, sorpresa! Los recibos que llegan a los hogares, pareciera que tenemos encendido el árbol de navidad todo el año, las 24 horas del día.

Y del incremento a los precios de los productos de la canasta básica, ya ni hablamos, porque a estas alturas del partido, la famosa cesta, aparte de ya no contener nada básico ni elemental, anda por Saturno.

Con el precio de los medicamentos, hemos topado, querido Sancho. Hoy, la ciudadanía ya no se está muriendo por el padecimiento de alguna enfermedad, lo cual es bastante grave, sino que se está muriendo por no tener para comprar los medicamentos necesarios para paliar la enfermedad, toda vez que aquéllos están tan caros que es imposible adquirirlos.

La cuesta de enero de 2022, por lo que se ve y se siente, ya no tan solo está más empinada, sino que se va a prolongar por lo que resta del año.

¿Qué nos depara este 2022? Chi lo sa.