Y tenía que llegar “Grace” el terrible huracán que azotó las costas veracruzanas y la capital del estado, para echar por tierra los planes del regreso a clases del próximo 30 de agosto, según los habían ordenado desde las altas esferas del poder en la Ciudad de México.

As mata a Rey, en la baraja. Y “Grace” resultó ser el as en contra del llueva,  truene o relampaguee, un triste y pobre Rey de las cartas. Explico.

Hace unos días, no se sabe porque terrible obsesión, desde la cúpula del poder central, se giró y dictó la orden de que el próximo 30 de agosto, los alumnos, administrativos y maestros del país, tenían que regresar a clases presenciales en todas las escuelas de la República Mexicana. Literal, la orden fue: llueve, tuene o relampaguee.

“Había que correr el riesgo, porque no es posible quedarnos encerrados, los niños están perdiendo su sociabilidad, y es necesario correr el riesgo, se dijo desde la cumbre del poder. Así son, “como los caminos de la vida”

Las declaraciones, ante la  dictatorial medida, surgieron espontáneas, directas, inmediatas. Primero, los padres de familia, solicitaron que se informara del estado que guardan los planteles escolares. Que el patrón, o séase la Secretaría de Educación Pública y las correspondientes en los Estados, dieran a conocer si las aulas de todos los niveles se encontraban estado óptimo para recibir a más de 25 millones de alumnos en todo el país.

El diagnóstico fue terrible: escuelas completas sin agua, luz, equipo tecnológico; falta de sanitizantes, jabón, papel de baño, etc. Muchas vandalizadas de manera recurrente, sin que alguna autoridad investigue o haga algo para remediarlo.

Y, para el colmo: la gran mayoría  convertidas en verdadera selvas, como las Jumanjy.

Luego, ante la pasividad y el entreguismo de los lideres magisteriales, esos entes serviles que inclinan la cabeza ante el azote del ratigo de sus amos, a los que sirven, en lugar de apoyar a sus representados, surgió la voz de inconformidad, de protesta, con la razón en la mano de miles de maestras y maestros que señalaban que el regreso a las aulas resultaba una verdadera irresponsabilidad.

Los docentes sabían y saben que, en primera, las instalaciones escolarees no se encuentran aptas para el regreso a clases; en segunda, nos encontramos en el pico de la pandemia  y el riesgo de contagio es altísimo; y, tercera, no hay ni habrá suficiente gel antibacterial ni cubrebocas tampoco, así como  personal que controle a los educandos al interior de las escuelas.

El as “Grace” de nueva cuenta vence al Rey del llueva, truene o relampaguee