Miguel Ángel Gómez Ruiz

Desde muy pequeña, con seis años, Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros comenzó a estudiar música.
Fue en secundaria, cuando dedicaba 15 horas del día al estudio, diez a la música y cinco para cursar su escuela. En ambas lograba siempre las calificaciones más altas. No sólo eso, tenía una lectura y dicción perfectas. Declamaba y era invitada siempre a acompañar a su directora a eventos para declamar y leer discursos.


El talento musical lo heredó de su abuelo Leopoldo Castañeda Acevedo y de su padre, Leopoldo Castañeda Romero, quienes formaron parte de la Orquesta Sinfónica de Xalapa. De hecho, su padre trabajó en ella más de 50 años.
“La música clásica es el arte más sublime que existe”, comentó Yolanda Castañeda Palmeros, quien toca el chelo con talento y exquisitez. De hecho, muy jovencita formó parte de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, en 1967.
Siempre amó la música y por ello dedicaba tanto tiempo a estudiarla. Recibió la mejor enseñanza y pudo desplegar su talento de manera sublime.
Además, fue disciplinada, pues siempre atendió la exigencia de sus maestros para que aprendiera a ejecutar a la perfección las piezas musicales más complicadas.

Fueron muchas horas y días de dedicación plena al estudio de la música. Cargando su chelo sin importar su peso y utilizando sus manos para arrancar el sonido de un instrumento de cuerda muy preciado pero que a muchos provoca miedo. Ella no dudó jamás, ni se hizo a un lado, simple y llanamente, fue un prodigio a la hora de la ejecución del instrumento. Algo es cierto, la música es un arte y no cualquiera la domina.
Y no es poca cosa, entre sus tesoros más valuados, siempre hay discos compactos con la mejor música, la cual escucha en todo momento. La música clásica le arrulla, le mueve, le llena y por eso la disfruta tanto.
Como todo en la vida, Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros tuvo que tomar decisiones importantes y sin dejar de gozar la música, se dedicó al estudio y posteriormente ingresó como escribiente en el Poder Judicial.
A partir de allí, han sido 49 años con amor y profesionalismo a una actividad también grandiosa, como la impartición de justicia.
Sí, se dedicó en cuerpo y alma a la búsqueda e impartición de justicia. Fue escribiente, juez, visitadora, logró doctorados y maestrías y obtuvo además el Premio al Mérito Judicial, entre otros importantes cargos.
Fue ascendida a magistrada supernumeraria en 1994 y fue ratificada como magistrada inamovible en 1997. De allí a la fecha, en la que ha obtenido muchos logros y reconocimientos.
En cada una de las actividades que practicó desde jovencita, Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros, logró destacar. Como chelista y como magistrada siempre ha dado lo mejor de sí.
Aunado a ello, el Premio al Mérito Judicial, entregado por ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, también fue homenajeada ha sido un extraordinario galardón que no obtuvo ninguna otra mujer veracruzana.
En su inmaculada carrera profesional, llena de logros, jamás se olvidó de la música.