Alfredo Bielma VillanuevaAlfredo Bielma Villanueva

En la parafernalia del discurso matutino, por sus matices, dinámica y cotidianidad se pierde la esencia de su sentido y acaso se pone más atención al ruido que a su verdadero significado. Esta percepción es válida para trasladarla a los informes del presidente, que iniciaron este año en marzo con el de “los primeros cien días”, y el tercero sexenal en septiembre, aunque en la cuenta desde 2019 fue realmente el décimo, por lo cual el de hoy será el onceavo en lo que va del sexenio. Ante esa profusa frecuencia informativa ¿qué podría haberse quedado en el tintero que justifique la convocatoria a llenar el zócalo capitalino durante una alerta mundial por posible cuarta ola pandémica? Ese contexto da margen a la especulación, pues por los informes y las mañaneras ya conocemos casi a detalle el decurso de las acciones de gobierno, el avance de las obras que ha emprendido e incluso el número de adversarios políticos, instituciones, científicos, intelectuales, historiadores y periodistas que cada día incorpora el presidente a su ya muy amplio repertorio de animosidades. En realidad, se antoja difícil de creer que esta convocatoria sea solo “para no perder la costumbre”, o “informar” más de lo mismo; aunque no sería remota la posibilidad de volver a levantarle la mano a Claudia Sheinbaum para disipar dudas y confirmar su voluntad. No será, eso no, una simple tardeada de otoño en el centro político del país. Por estas y muchas reflexiones más, cabe la inferencia de que habrá anuncios importantes, de otra manera la multitudinaria concentración de memorables añoranzas quedaría a semejanza de un parto de los montes.