Quizás nunca nos hubiéramos imaginado la desgracia que sería el que poco más de 30 millones de mexicanos votaran por un proyecto “alternativo de nación” como muchas veces se dijo y se ha hecho creer al ciudadano para vender la esperanza que ilusamente siguen y seguirán esperando miles de millones de mexicanos que hartos de las demás opciones políticas voltearon a ver la de López Obrador.

Al paso del tiempo y cuando te das cuenta que todo era un mentira, una falsa ilusión, un cuento chino y palabrerías de quien como buen encantador de serpientes supo ganarse la confianza del electorado y venderle espejitos para que una vez llegando al poder manejara a su antojo y con toda amplitud no solo el gobierno, sino los dineros que fluyen en las arcas de la federación que no son pocos, dinero que el mesías tropical jamás pensó en manejar y mucho menos en tener, por lo que hoy hace y deshace, destinando millones de pesos a sus proyectos personales, inviables, costosos, inútiles y llenos de errores que como dijera el viejo dicho nos está saliendo más caro el caldo que las albóndigas, a eso yo llamo “la plenitud del pinche poder”, obviamente ejerciéndola a lo… el adjetivo lo pone cada quien.

A todo lo anterior habría que agregarle que desde Palacio Nacional se gobierna con el estómago y no con la cabeza, esa parte del cuerpo creemos que le fue cortada al famoso peje, es evidente, es claro, el nivel de odio, venganza, revancha, obstinación, soberbia, estupidez, ignorancia y falta de sobriedad con la que se desgobierna (algo similar pasa en Veracruz), a estas alturas ya no sabemos qué nuevo enemigo inventara López Obrador para hacer de sus shows mañaneros un acto circense que amenice, aderece y le de sabor al caldo para desviar la atención de lo verdaderamente importante como los miles de muertos por la pandemia que en cifras no oficiales hay poco más de medio millón, o los más de 10 millones de pobres que surgieron a raíz de esta pandemia, o quizás los más de millón y medio de empleos perdidos, o tal vez los miles de feminicidios y violencia contra las mujeres que hay en el país, o la falta de vacuna para los médicos de nuestro país que por cierto hay que decirlo mueren a diario por atender a las personas contagiadas por el coronavirus, en fin la lista es larga, extensa y desagradable.  

El hecho es que gobernar o tratar de gobernar, implica tener la cabeza fría y el corazón caliente, y no al revés, gobernar o desgobernar como se hace actualmente con el estómago genera descontento en la población y una enorme división y polarización en todo el país, lo peor sin resultados. Tenemos ante nosotros al peor Presidente de la historia de México, y esos datos los van a confirmar sus propias cifras que se darán al final de su sexenio, más las que se dan actualmente. México hoy ha caído en desgracia con esta nueva clase política que ni picha, ni cacha, ni deja batear, son no solo unos ineptos en toda la extensión de la palabra, son unos asnos que lejos están de saberse la tonada, así estamos en este pobre país. Veremos qué pasa.

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