Mucho se ha comentado hoy acerca del triste y deplorable papel que como alcalde de Xalapa, llevó a cabo el ahora expresidente municipal Pedro Hipólito Rodríguez Herrero, cuya administración ha sido calificada hasta hoy, como la más terrible y lamentable que haya tenido la capital del Estado de Veracruz. No está bien presumir ni decir lo que dicen los clásicos, “nosotros, desde que estaba en funciones “el recogetepalcates”   “Hipócrito”, lo dijimos con todas las palabras y en todas las voces que nos leyeron y escucharon. Bien, pero no es ese el caso ahora. Ahora, lo importante y trascendente es qué se va a hacer con los pésimos resultados que se le han encontrado a la anterior administración y que, por si solos, resultan ser constitutivos de delitos y, en todo caso, punibles. Porque hasta ahora, a cuatro y medio meses de haberse descubierto las tropelías del exmunícipe, aún no ha sido molestado pero ni con el soplido de un citatorio.

Generó enconos y provocó que la sociedad se alzara en franca rebeldía, aunque no sabemos hasta dónde llegará el problema, pero el tema de la clausura del Acuario de Veracruz, ha hecho que, una vez más, la sociedad se alebreste y en voz del dirigente del partido Movimiento Ciudadano, Sergio Gil Rullán, las protestas subieron de tono y la participación de los partidos políticos, los vendedores ambulantes que estaban en el área de uno de los puntos más emblemáticos de atracción de turismo en el puerto, así como la sociedad organizada, los diputados locales y federales, va a traer como consecuencia que la discutida y arrebatada clausura del Acuario, se tenga que dar marcha atrás. El tema, sin duda, va a dar más tinta para escribir notas y, como se ha dicho que intervendrá el Congreso del Estado, quienes por medio de los padres conscriptos pretenden crear un fideicomiso, el asunto llegará a la SCJN y allá, los Ministros, le volverán a enmendar la plana al “Carón” y su 4T.

En un ambiente de camaradería y amena convivencia, el pasado viernes, el diputado Ramón Díaz Ávila, sostuvo un encuentro con periodistas de la AcoVer (Asociación de Comunicadores de Veracruz), en donde se compartió el pan y la sal, pero además se refrendaron los lazos de amistad con el legislador. En la reunión, prevaleció el respeto y con una comunicación directa, sin protocolos o palabras rebuscadas, el diputado local del Partido del Trabajo, con toda calma y conocimientos, dio respuesta puntual a todas y cada de los cuestionamientos que se le formularon, lo cual demostró que conoce a fondo la fundación del partido al que representa y del que –dijo- fue fundador desde hace treinta años. La sensibilidad demostrada por el diputado para con los comunicadores, directivos y también con los reporteros que cubren la fuente del Congreso local, es una clara señal del oficio de ser político y de conocer la política: “ustedes –remarcó- son el puente, la vía más idónea para tener un contacto con toda la sociedad”  Bien.

No se debe de perder de vista el origen ideológico del procurador   del Medio Ambiente, Sergio Rodríguez Cortés, quien la semana próxima pasada fue a clausurar el Acuario de Veracruz puerto, uno de los activos turísticos más importantes y que mensualmente genera una importante derrama de recursos, de los que, obviamente, el estado no ve un solo peso, toda vez que así está establecido en sus estatuto y reglamentos internos.  Pues bien, no olviden que el ahora funcionario, tiene sus orígenes en el Partido de la Revolución Democrática, instituto por el cual ya fue alcalde de Ciudad Mendoza y diputado local, pero, no hay que olvidar ni soslayar que también está acusado de corrupción, señalamiento hecho por el propio gobernador del estado. ¿Qué pretende o qué intereses tiene el procurador para realizar una acción tan burda como el clausurar el Acuario de Veracruz? ¿De dónde vino la orden? ¿A qué intereses obedece el perredista incrustado en un gobierno morenista? Chi Lo Sa.

Ahí viene la hepatitis infantil – ¿o ya llegó?- y, luego de descubrir que en la Secretaría de Salud, le estaban dando contratos a empresas relacionadas con los Panamá Papers, todo hace indicar que al ahijado de la sectaria de Energía Rocío Nahle, el oriundo de Coatzacoalcos, doctor Roberto Ramos Alor, el mundo se le ha empezado a venir encima y, si otra cosa no sucede, a pesar del padrinazgo que presume y que lo mantiene vivito y cobrando en la secretaría mencionada, podría anunciarse desde ahorita, que el gordito funcionario, ya estaría con un pie fuera de dependencia, no sin antes entregar su respectiva renuncia al cargo e irse con sus maletas a otra parte. De todos es sabido que el galeno- al que no le embona ningún chile – nada tuvo que ver en la aplicación de la vacuna anticovid y fue excluido de manera olímpica por el “doctor” Manuel Huerta, quien asumió todo lo relacionado con la aplicación. Por eso, este comentario inicia con que ahí viene la hepatitis o ya llegó y de nueva cuenta el secretario de salud lo mandarán a fruir espárragos en la atención de dicha enfermedad.