Con motivo de las infortunadas y perversas declaraciones que recientemente hiciera el titular del Ejecutivo Federal, al señalar que existimos abogados  que somos traidores a la Patria porque defendemos a empresas extranjeras, considero que es el momento propicio para hacer algunas reflexiones respecto de esta noble actividad.

La ABOGACIA es una de las llamadas profesiones centrada en su propio origen en la defensa de los derechos de los ciudadanos en todo tiempo. Parecería entonces que su actividad quedaría acotada a la defensa de los derechos vinculados a la libertad y la propiedad. La historia desmiente que este sea el principal rol del Abogado, pues la instauración del Estado de Derecho como solución política fundamentada en el imperio de la ley conlleva la inmediata y paulatina objetivación de las relaciones públicas y más concretamente, política, donde la Abogacía se encuentra plenamente identificada con el programa de cambios en  beneficio  de la sociedad.

Desde la creación del Estado Constitucional, el ejercicio del derecho como un cometido profesional está ligado al nuevo concepto de Estado figurando así los abogados entre los actores colectivos que le dan forma al mismo y a la Nación, a través de la Defensa de la Libertad de la persona, de la opinión pública y de la dinamización de las libertades, en cuanto: “ser libre es no depender más que dela ley” (Voltaire). “El individuo obedece a la ley y sabe que tiene su libertad en esa obediencia” (Hegel) y; “se logra la paz por medio de derecho” Emmanuel Kant.

El Abogado se compromete con un modelo de organización política y sociedad civil que garantiza los derechos individuales y colectivos con un firme mensaje ético, recto, activo, severo, capaz de enfrentar a los poderes dominantes con un efecto de transmisión hacia la sociedad para garantizar sus libertades fundamentales, la democracia y el Estado de Derecho.

La presencia del Derecho y del Abogado es para auxiliar a cualquier ciudadano cuando los propios poderes públicos o los más poderosos estamentos profesionales actúan de manera injusta, arbitraria o con desviación el poder.

Las grandes cuestiones  del Estado, poseen una acabada percepción de lo que es justo, legal y constitucional sabiendo que a través de los abogados y de la defensa, tienen asegurada la libertad, porque “el derecho es libertad” ( Jaime Guasp). La Abogacía es  entonces, una imprescindible garante del respeto de ésta máxima sin la cual no puede concebirse una sociedad digna de ser calificada como “moderna” y “civilizada”.

Su participación determinante en la vida institucional y política, la tuvo, la tiene y la tendrá como protagonista central del devenir histórico de las sociedades, en cuanto a los avances de la legislación o las condiciones políticas en beneficio de las sociedades.

Una Abogada o un Abogado  hoy es alguien comprometido con su tiempo y su comunidad. No le es ajeno la injusticia, el maltrato, el abuso, la, limitación del Estado de Derecho y fundamentalmente debe hacer accesible el derecho a quienes son más débiles dentro de una comunidad pero también defendiendo a quien contrata sus servicios profesionales de Representación o Defensa independientemente de su condición de nacional o extranjero, sea persona física o moral.

En éste momento los Abogados debemos centrar nuestra batalla en:

a.- El Fortalecimiento y defensa de las Instituciones,

b.- La Defensa de los más desprotegidos,

c.-  Procurar la Consolidación y respeto de los Derechos Humanos como valor adquirido por la sociedad más allá de la protección individual asumiendo el compromiso activo por su preservación y por la democracia.

d.- La lucha por la transparencia de la Gestión Pública y Privada,

e.- El apoyo a las políticas de Estado, en materia de Justicia, Educación, Seguridad y Salud, sobre todo no permitir que la Justicia se utilice  para perseguir y castigar a los supuestos  enemigos políticos del Régimen. El mejor ejemplo es la temeraria denuncia distractora en contra del Sr. Gobernador de Tamaulipas-

 La Abogacía debe atender el tema de “Justicia” defendiendo su acceso, de igual forma a la Ética, al control de gestión, la capacitación constante y permanente así como la Renovación tecnológica;  la “Democracia” afianzando el compromiso de velar por los “intereses sociales además de los sectoriales”.

En cuanto a lo “Institucional” debemos reflexionar sobre Educación, Civilidad,

Postulados cívicos jurídicos tales como presunción de inocencia, consultar los textos de Jesús Martínez Garnelo, Defensa Pública, conocer y aplicar las cien reglas de Brasilia, División de Poderes y Derechos Humanos y Bien Común. Nuestra Responsabilidad Profesional deriva hoy en consolidar el Estado de Derecho, si aspiramos a ser respetados en ella, la Moral del Abogado destaca el libre ejercicio de nuestra Profesión debemos ser nosotros respetuosos de todos estos conceptos y manejarnos en nuestros actos con honradez, profesionalismo y honestidad verdadera no como la Moral que actualmente se pregona a nivel oficial pero se actúa de  manera distinta.

La Moral del Abogado destaca que nuestro oficio es el de más alambicado fundamento moral, realmente es penoso enterarse que un Abogado fue acusado de fraude, despojo o de cualquier otro delito; el Abogado debe ser ejemplo a seguir, para que, como recomienda Eduardo J. Couture, que el día que tu hijo te  pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti, proponerle que se haga Abogado.

Otro tema de suma importancia es el “secreto profesional” estando garantizado al ser el Abogado un servidor del interés social. Siendo la Independencia y la libertad, los atributos esenciales de la profesión.

Podemos concluir con algunas recomendaciones que se pueden observar:

1.- No pases por encima de un estado de tu conciencia,

2.- No afectes una convicción que no tengas,

3.- No te rindas ante la popularidad ni adules a los tiranos,

4.-Piensa siempre que tú eres para el cliente y no el cliente para ti,

5.- No procures nunca en los Tribunales ser más que los Magistrados, pero no consientas ser menos,

6.-Ten fe en la Razón que es lo que en general prevalece,

7.- Coloca  a la Moral por encima de las leyes,

8.- Aprecia como el mejor de los textos el sentido común

9.- Procura la Paz como el mayor de los triunfos,

10.- Busca siempre la justicia por el camino de la sinceridad y sin otras armas que las de tu saber. Finalmente  no basta que cada Abogado sea bueno; Es preciso que todos los Abogados lo seamos.

Considero que el titular del ejecutivo federal debe de analizar y conocer cuál es el importante y determinante papel que juega el Abogado en la sociedad y en la consolidación de la Paz, la tranquilidad pública y la prevalencia del Estado de Derecho, por lo mismo debe de respetarnos  como gremio y no hacer señalamientos que lesionan la honorabilidad del profesional del Derecho.

Comentarios tomados del libro ABOGADOS PASADO, PRESENTE  Y FUTURO del eminente abogado argentino Carlos Alberto Andreucci; impreso en VCR Editores–  Chile # 1435 ciudad Autónoma de Buenos Aires, diciembre de 2013  cuyo ejemplar me fue obsequiado por su autor.

Con DEDICATORIA especial a todos los estudiantes de Derecho, por haber hecho la mejor elección der su vida llegar a ser ABOGADO.

*Vicepresidente de Colegiados del Derecho en Defensa de la República “Todo el esfuerzo por México”

Sugerencias:1942mapes@gmail.com  mario.ulises.p@hotmail.com