El Presidente de la República colocó a jueces, magistrados y ministros del lado conservador, y exigió que sea tiempo de que se haga justicia al pueblo y no se siga trabajando para minorías corruptas.

Así, tratando a todos ellos con el mismo rasero, el Presidente arremetió contra todos como si fuesen iguales. En la necesidad de mostrar que hay división de poderes y autonomía en cada uno de los tres que conforman el poder en el país, despotricó contra todos ellos con el pretexto de una pregunta sobre la consideración de que los jueces ya no resuelven, sólo amparan, y estos mecanismos frenan las disposiciones de Gobierno en cuanto a los cambios.

López Obrador volvió a marcar su raya respecto al Poder Judicial y reiteró que es respetuoso de sus integrantes, aunque no habló de la independencia respecto del Ejecutivo con el Legislativo, al contrario, habló del intento de tres partidos por ganar la mayoría sin lograrlo.

Comentó que anteriormente el Poder Judicial estaba supeditado al Poder Ejecutivo, por lo que los jueces parecieran no acostumbrarse a trabajar para el pueblo, que según un informe del Inegi, están en segundo lugar en cuanto al desprestigio que padecen, con 70.1% de rechazo a su trabajo.

La división de poderes no significa enfrentamiento entre los poderes, sino trabajos diferentes. Esto no quiere decir que uno sea indiferente a otro, sino que se actúe de manera coordinada, ya que es prácticamente imposible que haya armonía entre los poderes de la Unión.

Así, el Presidente habló de los jueces como un obstáculo a la transformación a causa de los amparos que vienen otorgando desde que inició el sexenio. Asegura que en la Suprema Corte de Justicia no se actúa de acuerdo con la justicia de la gente, sino a favor de un grupo de privilegiados a quienes siempre han servido sus integrantes.

De ahí que subrayara su interés por alargar la permanencia del ministro Arturo Zaldívar en la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por dos años más, y cuestionó que esa propuesta fuera desechada para decidir entre los ministros la duración de este período. Porque ese período amplio le permitiría a Zaldívar seguir presidiendo también el Consejo de la Judicatura, que vigila la actuación de los jueces.

López Obrador arremetió contra los jueces hasta que se aburrió, sin tener una interlocución sino un monólogo donde sólo acusaba de parcialidad e ineficacia a los responsables de impartir la justicia en México.

Anunció que dentro de unos meses enviará nuevamente una iniciativa de ley para que nadie dentro de la administración pública gane más que el Presidente de la República.

Debe advertirse que ya hay encono entre el Poder Judicial y el Ejecutivo, y las palabras pronunciadas por López Obrador pareciera que no abonan a la paz ni a la concordia entre poderes, sino a enfrentamientos que, de seguir por el camino de los últimos tres años, los choques serán continuos y por un lado seguirán los cuestionamientos del Presidente y, por otro, los amparos que impidan las disposiciones del Ejecutivo.

Chocar de esa manera es también dividir al Poder Judicial, que se sabe no todos están contra el Ejecutivo ni todos están a su favor. Es cuestión de enfoques.

PEGA Y CORRE.- La separación de Luis Donaldo Colosio Riojas de Movimiento Ciudadano deja a ese partido con un solo triunfo electoral importante, cuyo desenvolvimiento es de pronóstico reservado… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.