Columna ‘Sinapsis’

Por: Alejandro Bustos

Metidos de lleno como estamos en el proceso electoral actual, me di a la tarea de releer un libro que hace algunos años me obsequió Fidel Herrera y el cual lleva como título ‘El arte de la Guerra Electoral’. A estas alturas comienza a ponerse algo añejo -la edición que poseo es del 2012- pero no por ello pierden vigencia sus conceptos, por lo que consideré importante retomar para esta columna algunos que proponen los autores.

Una asesoría adecuada: fortalezas vs debilidades

Las campañas electorales son vitales, no sólo como mecanismo de elección, sino como el puente principal de comunicación entre los candidatos y el electorado. Sin embargo, una falla frecuente de los asesores políticos es fracasar en identificar correctamente las verdaderas capacidades del candidato. Este error se manifiesta muy comúnmente cuando se obliga a un candidato a realizar actos que no son coherentes con su personalidad y que la gente puede llegar a percibir como forzados.

Un ejemplo reciente es el video de un evento de campaña de la candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum, que se viralizó justo ayer mientras ella se encontraba de visita en Mazatlán. En dicho documento audiovisual se puede apreciar cómo la exregenta de la CDMX sube al templete, saluda a los miembros del presídium y se le ocurre ponerse a bailar al ritmo de la banda que tocaba de fondo. Como consecuencia de ese improvisado suceso, en el momento en el que se abrazaba con la candidata de la zona, Imelda Castro, sufrió una caída muy leve al tropezarse con sus propios pies. Cualquiera que desee restarle importancia podría argumentar que todos somos humanos por lo que no estamos exentos de pifias. Y tendría razón, sólo que en términos de comunicación política cualquier momento o detalle no planeado puede costarle muy caro a la campaña, afectando la percepción pública que se genere del aspirante a ser electo. En este caso específico, y como suele ocurrir con las redes sociales, Sheinbaum no pudo evitar ser protagonista de los memes que hacían burla de su caída.

Como regla general, cuando un candidato poco carismático -y que es conocido por su trayectoria académica o profesional- es forzado a participar en actividades lúdicas, puede llegar a parecer incómodo y poco sincero, lo que probablemente aleje a los votantes que podrían interpretar que los están subestimando, ya que se sabe, de ante mano, que actúan así para intentar causar simpatía. Por lo anterior, es fundamental que los asesores de campaña trabajen en explotar las fortalezas del candidato en lugar de convertir inadvertidamente sus debilidades en el foco de atención. Los electores tienden a apoyar candidatos con los que pueden identificarse o cuyas habilidades admiran.

Comunicación política: El mensaje que se quiere dar

El segundo concepto que retomo es la relevancia de la comunicación política. Para el candidato que tenga pretensiones de victoria es fundamental que comprenda y conozca a profundidad su electorado y, de la misma forma, es crucial saber cómo comunicar su mensaje eficazmente -¿qué es lo que quiere decir?-, entendiendo que los protagonistas de la campaña no son los candidatos mismos sino la gente a la que le piden el voto.

Es el curioso caso de la campaña de Álvarez Máynez y, en general, de Movimiento Ciudadano. Sus asesores encontraron la oportunidad de explotar a su favor una crisis como la que se generó cuando el candidato presidencial naranja subió un video a sus redes sociales, acompañado del gobernador Samuel García, en el que ambos aparecían ingiriendo bebidas alcohólicas completamente despreocupados. El video le acarreo muchas críticas por su comportamiento emulando a un par de adolescentes irresponsables; no obstante, el mensaje permeó bien en los jóvenes, sector que es su principal objetivo, por lo que de plano el legislador con licencia ha optado por armar eventos en los que se pone a convivir con la juventud invitando micheladas para todos los presentes. Se antoja como una misión imposible que le alcance para algo más allá de un lejano tercer lugar, pero el ejemplo sirve para ilustrar la coyuntura que vio su equipo de campaña para hacer llegar su mensaje de manera efectiva al electorado al que le apuesta.

Una campaña auténtica

Para asegurar que una campaña sea auténtica y efectiva, los asesores deben realizar un análisis profundo de las cualidades del candidato y diseñar estrategias que resalten estas características. Esto incluye su participación en foros de discusión, la publicación de artículos de opinión en temas de su expertise, y el uso de redes sociales de manera que refleje su verdadera personalidad y convicciones.

La autenticidad debería ser el núcleo de cualquier campaña electoral. Candidatos y asesores deben esforzarse por presentar una imagen veraz y coherente con las verdaderas habilidades y creencias del candidato. Sólo así se puede esperar que el electorado responda positivamente, no nada más con su voto, sino con su confianza y respeto duraderos. Después de todo, los candidatos, ya sean ganadores o perdedores, suelen postularse a distintos cargos de elección popular a lo largo de su trayectoria política, por lo que desde su primera campaña van construyendo una base de seguidores cautivos, misma que nunca deben descuidar.

De la guerra sucia y los mensajes diseñados para dividir a la población, hablamos otro día.

Fuente de inspiración:

‘El Arte de la Guerra Electoral’

Por: José Adolfo Ibinarriaga y Roberto Trad Hasbun

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